top of page

Cleansed, amor y castigo

  • Juan Felipe Duque
  • 5 feb 2016
  • 5 Min. de lectura

Entro al local, está haciendo un calor hediondo, subo las escalinatas en medio de consoladores, pipis gigantes, muñecas inflables, chochas, chochas, chochas y un Baby Doll entre rosado y transparente. Ya se siente un fresquito. Me encanta este ambiente gótico aterciopelado; rojo porque este sitio es puro-amor, y negro porque el amor necesita de alguien que lo someta. Me lo encuentro: Sebastián Rivera. Está ensayando, en veinte minutos me atiende; pasarán dos horas. Mientras tanto qué veo. En la barra, un increíble falo, es de esos que se mueven en forma lenticular, mide como 35 centímetros y tiene pepitas masajeadoras en el cuello, funciona con dos pilas, ¡dos miserables pilas! ¡Qué aflicción! Me siento descaradamente incompetente. Camino sin mirar el suelo, casi me caigo, una cuerda larga, para someter, “una verraquera” me dice Gozo su dueño, dice que cuando amarra a la gente, a ellos se les desamarran los prejuicios; cosa curiosa.

Llegué donde era. Esta es Sala Sentidos, el hogar de Divina Obscenidad, un colectivo de artistas que comienzó en el 2013 a hacer algo impensable para esta ciudad con gente tan recatada como yo: Teatro Erótico. ¡Porno! ¡Porno! Del que todos vemos, ¿entonces qué hay de nuevo? Arte, supongo yo ¿O qué? Se me acerca una muchacha despampanante en vestido negro y tacones rojizos, me saluda amablemente, a uno cada vez le agrada más este sitio; se me acerca Antonio Úsuga, un viejo conocido, miembro fundador y director de casi todas las obras de Divina Obscenidad; pero de esta no, esta la dirige Sebastián, que sigue ensayando, y por eso estoy aquí, por Cleansed, de Sarah Kane, la afamada dramaturga inglesa. La obra será estrenada este 5 de febrero acá en Sala Sentidos, e irá hasta el 27 del mismo mes. ¡Sebas, Sebas! (…) No te vayas (…) No, no te preocupes que no he esperado tanto tiempo…

Más bien contame cómo fue que llegaste vos a Divina Obscenidad.

Pues yo estudié arte dramático en la Universidad de Antioquia y ahí fue donde conocí a Antonio; la verdad no recuerdo muy bien porqué, pero él una vez necesitó a un lector para una dramaturgia que había hecho en su trabajo de grado y me llamó a leer a mí. A partir de todo eso empecé a interesarme en este asunto. El trabajo de grado de él fue sobre La Dramaturgia del Porno y siempre quiso llevar sus textos a escena; cuando yo leí su trabajo le dije que eso no se podía quedar solo en el papel, él se entusiasmó, pero el caso es que dejamos enfriar las cosas. Mucho tiempo después coincidimos tomando cerveza, yo le dije “Antonio, ¿entonces qué?” y creo que yo ya estaba muy prendo, pero al otro día me mandó un fragmento de la obra Minotauro y nos pusimos a ensayarla y a crearle diálogos a personajes tan importantes como Teseo y Ariadna en el mito del Minotauro. Además siempre estuve muy cómodo porque Antonio nunca me presionó y me dejó trabajar con quienes quise y tenía más empatía en las obras.

Yo siempre te he visto en tu faceta de actor, pero para esta obra, Cleansed, te tomaste el papel de director. ¿Cómo ha sido este proceso de dirigir?

Pues, es la primera vez que dirijo para Divina Obscenidad y es la primera vez que dirijo para un público general, porque mis experiencias como director han sido más que todo experiencias académicas. Y pues, cada vez me reafirmo más como actor (Risas). La dirección es un asunto interesante, digamos que uno se vuelve consciente de muchas cosas, el ciento por ciento de la obra uno tiene que estar ahí, pero precisamente por eso me reafirmo como actor. Uno tiene que estar pendiente de todos los actores, del vestuario, de la iluminación, del sonido, de la publicidad, infinidad de cosas que a uno como actor no le competen. Y finalmente es interesante eso de construir todas las cosas. El director tiene una visión y de acuerdo a esa visión empieza a necesitar o a no necesitar muchas cosas, yo por ejemplo soy un director muy detallista, me gusta mucho el detalle, el trabajo de la acción, entonces soy muy minucioso a la hora de crear y eso implica un montón de cosas más.

Sebas, ¿por qué decidiste trabajar en una obra como Cleansed? ¿Por qué traer a Sarah Kane a Divina Obscenidad?

Pues tiene que ver mucho el gusto y con todo lo que conozco a Sarah, ella es una autora que he trabajado durante mucho tiempo, que he leído sus obras, que la he estudiado mucho. Además es algo distinto a lo que ha venido haciendo Divina Obscenidad. Y creo que en la medida en que uno se revuelque y revuelque su entorno un poco, es que puede ir encontrando más cosas e ir apasionándose más por este asunto. Siento que fue más eso, le dije a Antonio que le quería dar un giro a todo, quiero dirigir algo, quiero dirigir esta obra y quiero utilizar un lenguaje muy diferente al que venimos usando con Divina Obscenidad. Él me dio luz verde y a partir de eso ya empezamos a crear. Pero al fin, sí es un asunto más de movilizar energías y de revolverse, siento que eso es muy necesario.

Y a pesar de que yo sí hice juiciosamente mi tarea, quiero que me digas de qué se trata esta obra.

Bueno, esta obra trata de un instituto donde habitan diferentes personas. Digamos que hay una historia eje, que es la historia de dos hermanos, la obra empieza con la muerte del uno de los dos, seis meses después llega su hermana a reclamar el cuerpo al instituto, el cuerpo no es entregado porque lo quemaron, pero está la ropa. Entonces es algo muy poético, porque a partir de la ropa y de ese deseo de estar cerca del hermano, ella empieza a reconocerse como él y a querer sentirse como si fuera él, hasta llegar al punto de someterse a una serie de cirugías de corte de senos, de transplante de miembros. Alrededor hay otras historias, como la de dos homosexuales, la de Robin, un personaje que se quería suicidar, y por eso se encuentra en el instituto con deseos de salir, pero al parecer la única salida es la muerte, y al fin está Tinker que lo hemos llamado El torturador, pero nos dimos cuenta que finalmente también hay un asunto de amor en él.

Creo que todo lo que pasa en esta obra es también amor. El amor de una hermana que va a reclamar el cuerpo de su hermano, es el amor de un hombre que desea a una figura femenina, pero esa figura no se quiere asumir como mujer sino como hombre, es una lucha constante a nivel psicológico por mantener ese amor a partir de una ilusión y un estado alterado, el amor de dos homosexuales, que son aquella pareja en la que uno de los dos promete cielo y tierra al otro, pero finalmente cuando tiene que escoger entre su vida y la de su pareja se interpone la vida propia, y ante eso nadie renuncia de entrada.

Todas las historias plasmadas aquí parten del amor. Hay amor, hay tortura, hay castigos, todos se están limpiando en Cleansed…

También hay mucha violencia en la obra, ¿cómo es esa relación entre violencia y erotismo?

Es muy interesante, porque el erotismo aquí es distinto, ya no es hacer el amor por el simple hecho de hacer el amor. Es como ver un fisting o penetración con la mano a partir de un castigo, es algo donde el fin último del erotismo es recibir un castigo, y se desea realmente recibirlo. Al final de la obra esto tiene que ver mucho con la esperanza: hay esperanza, hay amor, erotismo y violencia. Creo que la escena final da una apertura a otro capítulo y otra serie de situaciones interesantes, que la obra no se cierra.

Sebas se va. Quiere seguir ensayando una escena que todavía no me dejan ver. Yo tengo lo mío, me despido de estos particulares personajes, pero todos están ocupados. Nadie me responde. Saben que voy a volver. ¿Vuelven ustedes?

*Imagen tomada de: Divina Obscenidad Teatro


 
 
 

Комментарии


NOVEDADES

© 2015 by Revista El Gran Mulato - Nos reservamos el derecho a ridiculizar y pervertir cuanto suceso nos interese. La opinión presentada por los columnistas no compromete la posición de El Gran Mulato. 

bottom of page