Desde la butaca S9 del Teatro Bolívar de Caracas divisé la cena de familia. Los personajes de la obra “Cinthia Interminable” me arrojaron a la cara dosis extremas de realidades violentas desde el principio de la pieza. El cuerpo fue el protagonista en esta pieza argentina dirigida por Juan Coulasso y Jazmín Titiunik; y actuada por Eric Mandarina (quien interpreta a Alfred John Haber), Germán Botvinik (Cinthia John Haber), Juan Fernández Gebauer (Sebastian John Haber), y Marysol Benítez (Margaret John Haber).
¿Qué es “Cinthia interminable”? Es la historia de una familia que mira a la violencia a los ojos desde la mesa del comedor. La angustia salpica sus cuerpos; se disparan mutuamente cual rictus de desahogo, la matanza los divierte. Es esta una familia que llora mientras comen al son del desespero. Es el cruel retrato de una sociedad que se dejó reprimir por una influencia violenta; un grito sin voz de hombres y mujeres atrapados en sí mismos. Cinthia es orden y disciplina a la manera del tirano; es rudeza y amargura; delicadeza que asombra y ensordece. “Cinthia Interminable” es una obra de teatro que le regala un viaje al espectador a ese lado desconocido y oscuro del alma, es una obra magistral.
El planteamiento de un lenguaje distinto partiendo del silencio, de la dramaturgia del cuerpo, del impulso, de la crítica lacerante, hacen a este espectáculo digno de ovaciones dadas por un público que queda estremecido al verlo.
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